Son propias de los indígenas Kogi de la Sierra Nevada de Santa Marta. Reciben el nombre indígena de Kuisi sigi (macho) y Kuisi bunzi (hembra). . También se le conoce como sharo. El nombre popular de gaitas es totalmente inadecuado ya que no tienen semejanza morfológica ni aún timbrística con las gaitas europeas (gallegas, escocesas, bretonas), que son un juego de flautas con implementos de fuelles constituidos por odres que suministran aire complementario. La kuisi sigi (macho) lleva un sólo orificio digital y a veces dos pero uno está taponado con cera y sólo se destapa para ejecutar ciertos aires. La función de este instrumento se limita casi siempre a marcar el compás aunque puede realizarse en él una melodía completa, ya que la intensidad del soplo permite modificar la altura del sonido. La Kuisi bunzi (hembra) lleva en su estructura cinco orificios tonales o digitales y su función está en llevar el registro de las notas o melodía. Se ejecutan normalmente por pares entre dos músicos. El fotuto de cera de abejas tiene por objeto constituir la cabeza de la flauta en un material modelable que permita excavarle una salida y a la vez insertarle la pluma o trozo tubular de pluma de pato para introducirle el aire mediante el soplo y dirigir la columna de aire hacia el borde de la boca de la flauta. El carbón vegetal molido que se le agrega a la cera tiene como finalidad darle mayor consistencia y evitar así que el calor de la boca del músico derrita la cabeza de cera fácilmente o que la temperatura ambiente vaya fundiéndola y desajustándola poco a poco. La madera utilizada es el cardón o el guamacho, que cortada en la longitud adecuada se coloca entre agua por una semana para que se pudra el corazón y así poder empezar luego a excavar para formar los tubos.