Cada primero de noviembre se lleva a cabo en Cartagena una tradicional fiesta infantil conocida como el Angeles Somos. Esta celebración llegó con los españoles, y a mediados de la década de los setenta del siglo pasado, empezó a desaparecer. Distintos documentos y especialmente la memoria de muchos adultos recuerdan que esta fue una fiesta ampliamente difundida en casi toda la antigua provincia de Bolívar (hoy Bolívar, Sucre y Córdoba), en muchas regiones del bajo Magdalena y en buena parte de lo que hoy es el departamento del Atlántico. Son distintos los factores que nos permiten explicar por qué esta fiesta llegó casi a su extinción, cuando paralelamente en nuestro país se empezaba a celebrar otra fiesta infantil, el 31 de Octubre.

Desde el punto de vista cultural, esta es tal vez la única celebración tradicional en el Caribe colombiano centrada en los niños, alrededor del juego, de la música y del canto, que involucra elementos de la cultura gastronómica y fortalece importantes procesos sociales, en el cual los adultos juegan un rol importante, pero no definitivo ni en la forma ni en el desarrollo del juego. Es una celebración que considera a los niños y niñas como ángeles, y se origina en la tradición cristiana de oponer o asimilar una celebración religiosa a otra considerada como pagana. 

Después de veinte años de estar convocando, movilizando y reconstruyendo socialmente la celebración de esta fiesta, desde la Corporación para la Capacitación y el Desarrollo Educativo, Coreducar, se puede afirmar que el objetivo se ha logrado, que existe una movilización por todo lo que ella involucra, por lo que representa y especialmente por lo que puede significar para una sociedad que tiene que plantearse seriamente cuales son sus referentes culturales, cuáles son los valores y expresiones que le asignan identidad y sentido de pertenencia.