"Ojos, miradme Dios mío, no importa que sean fatales
y que como dos puñales desgarren el pecho mío..."
Cuyo nombre de pila era José de Jesús Mazo Martínez, nació el 22 de diciembre de 1912 en el corregimiento de Samaria, municipio de Filadelfia, departamento de Caldas. Su bautismo artístico con el nombre de José Macías se debe a un importante hombre de la radio de la época, Mario Jaramillo, quien en una de sus primeras presentaciones radiales en Pereira pensó que era "más comercial" José Macías que José de Jesús Mazo. Y así se quedó...
A la edad de 14 años, y con los ahorros obtenidos de su oficio de recolector de café, le compró su primer tiple a Pedro Nieto, músico de la región, con el compromiso que se lo enseñara a tocar. Desde ese momento todo para José Macías fue música. Estudioso consagrado del tiple y de las técnicas musicales, de la cosecha musical del Maestro Macías quedan más de 200 obras, inéditas aún muchas de ellas. De las publicadas es amplia la lista de canciones consideradas como verdaderos himnos de nuestro folclore.
La primera composición de "El Caratejo", como cariñosamente le llamaron sus amigos, fué "La Gitana de los Ojos Negros", realizada en 1932 para una serenata a la que fue contratado en el municipio de Neira. En 1938 compone la danza "Caminito de Samaria" y el bambuco "Ojos Miradme" dedicado a la hermosa joven Celia Díaz de quien se enamoró profundamente y a la que después de varios años de noviazgo hizo su esposa:
"Debajo de tus pestañas brillan dos grandes luceros
que por bellos y hechiceros me están robando la calma,
por ellos que amor provocan no sólo mi vida diera,
niña hermosa, quién pudiera besarlos con ansia loca"
Luego vienen innumerables composiciones con autoría de los más destacados poetas nacionales, y muchas otras con música y letra suyas. Ya en avanzada edad escribía José Macías:
"La vida me dio una gracia para mis años caducos:
un nombre que se agiganta, una guitarra que canta,
cien poemas... cien bambucos."
En Armenia conformó el trío "Alma criolla" con Evelio Moncada y Sedy Cano. Posteriormente, y con el mismo nombre, estuvieron vinculados al trío otros famosos como Obdulio Arias, Eladio Espinosa y Octavio "la silga" Ríos, el gran músico antioqueño de La Ceja del Tambo. Terminada la vida del trío conformó con "la silga" el famoso dueto de "Ríos y Macías" el cual adquirió gran popularidad y prestigio, llegando a ser considerado por muchos conocedores de nuestra música como "el mejor dueto" en la historia del bambuco colombiano, solamente comparable al de "Obdulio y Julián". También, de manera temporal, tuvo un formidable dueto con Eladio Espinosa del cual han quedado grabaciones no comerciales de unos 15 temas.
Sus dos más importantes composiciones, quizás, tienen el siguiente origen: en 1947 el poeta pereirano Luis Carlos González le entrega al "Caratejo" unos versos para que éste les ponga música. Cuatro años más tarde, en 1951, llegan "Ríos y Macías" a Pereira para unas presentaciones en el Club Rialto, que por esos tiempos gerenciaba el poeta, y es entonces cuando el maestro Macías enseña al poeta González el hermoso bambuco "La Ruana", producto de dichos versos:
"La capa del viejo hidalgo se rompe para hacer ruanas
y cuatro rayas confunden el castillo y la cabaña,
es fundadora de pueblos, con el Tiple y con el hacha,
y con el perro andariego que se tragó las montañas..."
El poeta llora de emoción al escucharlo y le entrega nuevos versos con la misma solicitud: que les ponga música. Dos años más tarde tales versos dan vida a otro de los inmortales bambucos del repertorio nacional: "Mi Casta":
"Nieto de artista y labriego, manchego de la montaña,
tengo perro, labrantío, machete, carriel y ruana,
Tiple que acuña bambucos en su par de pentagramas
y un retacito de cielo, colono de mi cabaña..."
En 1954 obtiene el primer premio en el Festival Internacional de la Canción en Sevilla, España, con su bambuco "Muchacha de risa loca" en interpretación del cantante Lucho Ramírez.
Algunas otras de sus composiciones son las siguientes: "Bonita", "Arrierías", "Arrullo", "Alma y vida", "Fondas de Ayer", "Las Moras", "Copito de yerbabuena", "Lunares", "Palmeras", "Moliendo caña", "Sabor de durazno", "Agüita del campo", "Tormentos", "Sueño de amor", "Tus rizos", "Mi noche de amor", "Agonías", "Señora Juana María", "Me duele tu silencio", "Cuando la vida se va", "Serenata", "Queja de amor", "Ojos crueles", y muchísimas otras.
No obstante su sencilla manera de ser, ajena a todo tipo de homenajes y condecoraciones, recibió varios y muy importantes reconocimientos de parte de diversas autoridades y entidades nacionales, como el trofeo "Alba del Castillo", El trofeo "Radar de las Estrellas", y algunos más.
Como anécdota, absolutamente irónica, cabe anotar que después de 30 años de intensas gestiones para recibir su licenciatura como profesor de música, ésta finalmente le es concedida en 1994, a sus 82 años de edad.
El "Caratejo Macías" residió en la ciudad de Cali durante sus últimos años de vida acompañado de "su belleza que no engaña, que trastorna y embeleza", Celia Díaz, y una de sus hijas. Duele en el alma que un hombre de sus ejecutorias artísticas haya vivido sus últimos años en estado de pobreza casi absoluta, además del padecimiento de una quebrantada salud propia de su avanzada edad, que lo llevó a su muerte el día 28 de septiembre de 2003.
Para la fecha de su muerte era el más importante de los compositores de música andina colombiana, de los la de "la vieja guardia", aún vivo.
Para esa misma fecha su nombre ya había sido seleccionado por Funmúsica para que, en compañía del maestro Luis A. Calvo, fueran los artistas homenajeados durante el XXX Festival Mono Núñez del año 2004.
Los músicos y los poetas, los tiples y las guitarras, lloran por la desaparición del maestro.
Se fué "El Caratejo", ¡Nos quedan sus hermosos bambucos!
repetida
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