"No podrás olvidarme, de eso yo estoy seguro,
porque he sido en tu vida, aunque lo niegues, tu gran amor..."
Para muchos conocedores de nuestra historia musical el maestro José Alejandro Morales es el más grande compositor de música andina que ha producido Colombia, no solamente por la gran cantidad de sus obras, sino porque muchas de ellas, muchísimas, han sido convertidas en verdaderos himnos de nuestro folclore por el público.
Nacido en la Ciudad del Socorro, Santander, el 19 de marzo de 1913, el maestro Morales se trasladó a Bogotá aún muy joven y en la capital desarrolló casi la totalidad de su carrera artística.
Sus primeras incursiones musicales se remontan a 1935 con su primera composición, el tango "Marta", y luego como acompañante con el tiple del gran tiplista santandereano Pacho Benavides, dueto que se llamó "Los magos del tiple", remoquete que quedó para Benavides a la terminación del dueto.
El maestro Morales se desempeñó como Director de Relaciones Públicas de Sonolux y como comentarista radial sobre temas culturales en diversas emisoras de la capital de la república.
Todos los intérpretes andinos colombianos tienen, por fuerza de la exigencia del público, muchas de las obras de Morales en su repertorio. Pero en los inicios de su accionar como compositor fué el dueto de "Garzón y Collazos" el que mayor difusión dió a sus temas.
Su producción discográfica es amplísima, en versiones de una extensa nómina de intérpretes nacionales e internacionales, y en ella generalmente estuvo presente en materia de asesoría, arreglos o dirección, su entrañable amigo y compañero de oficina hasta su muerte, la de Morales, el maestro titiribiseño Jaime Llano González, en cuyo homenaje compuso cuatro de sus más hermosos pasillos instrumentales.
Algunas de la obras de José A. Morales, todas ellas incrustadas en lo más íntimo del sentimiento musical colombiano, son: "Pueblito Viejo", "María Antonia", "Pescador, lucero y río", "Soberbia", "Qué fácil fué olvidarte", "Ayer me echaron del pueblo", "Camino viejo", "Amor imposible", "Cenizas al viento", "Recordar es sufrir", "Amistad", "Un tiple y un corazón", "El corazón de la caña", "Campesina Santandereana", "Aunque lo niegues", "Yo también tuve veinte años", "Prefiero no verte", "Doña Rosario", y las instrumentales "Marta la presentida", "Bucarelia", "Campitos", "Tése quieto, deje planchar", "Titiribí", "Jaime Llano", entre otras.
La primera grabación de su música fué hecha por "Garzón y Collazos" en los estudios "esterofónicos" de Sonolux, así llamados porque sus paredes estaban cubiertas con esteras, recurso técnico acústico de la época, bajo la dirección del maestro Luis Uribe Bueno. Era un sencillo que contenía en una cara su bambuco "María Antonia" y en el anverso "Arrunchaditos" de Rafael Godoy.
Contaba el maestro Morales que María Antonia no tenía "tienda de besos", que esa frase era un simple adorno de la canción, pero que la tienda sí existía a orillas del Río La Palma, atendida por María Antonia González, una hermosa campesina que era, eso sí cierto, "la ventera más linda que he conocido".
Muchísimos fueron los homenajes que los diversos estamentos de la cultura colombiana rindieron al maestro Morales. Póstumos ha recibido otros tantos, siendo uno de los más importantes el del "Festival Mono Núñez" en 1998 dedicado a exaltar su memoria y durante el cual los 24 finalistas de este importante concurso debían interpretar una de sus obras. Igualmente, cada noche de festival, todo el público del Coliseo Gerardo Arellano entonaba de pié en emocionante, sonoro y afinado coro, una de las canciones del maestro, bajo la dirección de los grandes cantantes vallecaucanos. María Isabel Saavedra y Eugenio Arellano, fueron los presentadores oficiales del evento.
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